¿Hola? ¿Con el profesor Bardacci? Si dijo él, que no le gustaba que le dijeran profesor y que no atendía llamadas no identificadas, pero que esta vez –por que ya estaba cansado del reposo médico- atendió y aceptó que le cambiaran el titulo que tanto le había costado lograr. Disculpe que lo moleste, dijo ella, es que… Sintió como si una bocanada de aire invadiera sus pulmones. Llevaba tres días en cama, en los que la fiebre lo había tenido al borde del delirio. Respiró fuerte por su nariz, para darse cuenta que no estaba imaginando lo que pasaba. No, no es molestia. Es que… Se acuerda que le dije si podía llamarlo, dijo ella. Si, dijo él y trato de disimular el temblor que recorría su cuerpo. Quedaron en verse en un café sobre Coronel Díaz y Paraguay. Ella llegó –más abrigada de lo que él la había soñado- abrazando sus carpetas. Lo saludo como si nada hubiera pasado. Pidió un café con leche, dos medias lunas y un jugo de naranja exprimido. El, endulzó su café con sacarina y se quedó contemplándola. Pensé que no iba a atender mi llamada, dijo ella. Pensé en que no me ibas a llamar nunca pensó él, pero sus labios no se animaron a pronunciarlo. Es que estuve un poco resfriado, contestó. Después ella sacó sus apuntes y él se ocupó de aclarar las dudas acerca de Teoría y técnica impositiva II.
Llegué a la escritura motivado por una búsqueda, en principio inconsciente, que se corporizó en mí cuando empecé a tener noción de lo que representaba el haber nacido en un campamento petrolero. Un lugar que, a la vez, era ningún lugar; un hábitat en el que, el único rasgo permanente, estaba conformado por lo provisorio. De hecho, mi permanencia en Cañadón Seco, duró lo que pudo haber durado la convalecencia posparto de mi madre. La imagino a ella llevándome en brazos, en el transporte de Mottino y Acuña, mezclada entre los obreros que regresaban a Caleta Olivia. Apenas unas horas de vida tenía y ya formaba parte de un colectivo. Un colectivo de obreros, llegados de todos lados buscando el amparo de eso que se erguía como una sigla que, en ese tiempo, todo lo podía: YPF. —Nacido en Cañadón Seco —decía cuando me preguntaban— y criado en Caleta Olivia —agregaba en el intento de transmitir alguna certeza acerca de mi origen. Empecé a pensar en esto cuando me vine a vivir ...
una cita para resolver dudas y que surjan otras nuevas...
ResponderBorrarla fotografía una preciosidad
pienso igual q cordelia
ResponderBorrarCreo que a ella le
ResponderBorrargustaría que el
profesor le resolviera
otro tipo de dudas.
Muy bueno tu olvido VII
Besos
alguien por aqui huele a romanceeeeeee... y esa foto esta muy acorde con una insinuacion, tal como tu relato. que te han quedado perfectas ambas!
ResponderBorrarun abrazote!
Bonito relato e impresionante foto!
ResponderBorrarCon esa fotografía, las dudas se aclaran fácilmente...
ResponderBorrarbesos, Monique.
Y... siempre hay tiempo para "clases particulares"...
ResponderBorrarAbrazo!
Con un cielo tan abrumador todo es posible...
ResponderBorrarUn abrazo