Me cuesta encontrar la ruta. Estoy como detenido en el tiempo. Atrapado en una inmensa manta blanca. La sensación de no ir hacia ningún lado me invade y debo esforzarme para que el vértigo no se apodere de mí. El transcurrir monótono va minando mis esperanzas de salirme, de que el clima cambie, de que amaine el temporal en el que terminé atrapado. Bajo un cambio. Me olvido de pensar en ese futuro, por ahora tan incierto. Se que voy a pasar este momento. Más por intuición que por certeza, sigo deslizándome sobre la huella. No es la primera ni la ultima tormenta que me toca atravesar. Se que depende mí y que puedo como nunca volver a confiar en lo que puedo dar. Mañana, me digo, voy tener que contarle a alguien esto.
Llegué a la escritura motivado por una búsqueda, en principio inconsciente, que se corporizó en mí cuando empecé a tener noción de lo que representaba el haber nacido en un campamento petrolero. Un lugar que, a la vez, era ningún lugar; un hábitat en el que, el único rasgo permanente, estaba conformado por lo provisorio. De hecho, mi permanencia en Cañadón Seco, duró lo que pudo haber durado la convalecencia posparto de mi madre. La imagino a ella llevándome en brazos, en el transporte de Mottino y Acuña, mezclada entre los obreros que regresaban a Caleta Olivia. Apenas unas horas de vida tenía y ya formaba parte de un colectivo. Un colectivo de obreros, llegados de todos lados buscando el amparo de eso que se erguía como una sigla que, en ese tiempo, todo lo podía: YPF. —Nacido en Cañadón Seco —decía cuando me preguntaban— y criado en Caleta Olivia —agregaba en el intento de transmitir alguna certeza acerca de mi origen. Empecé a pensar en esto cuando me vine a vivir ...
Las tormentas...SIEMPRE acaban pasando. Besos
ResponderBorrarya se q es repetitivo, pero.. mira fuera, hay un sol precioso, yo lo estoy viendo... te espero?
ResponderBorrarLas tormentas pasan, y luego sale el sol dandonos su calor y su energia.
ResponderBorrarBesos.
hay muchas veces que nos encontramos perdidos... pero cuando encontramos el camino ¡qué gratificante es!
ResponderBorrarLo pasajero debe ser la incertidumbre que ocasionan las tormentas, lo perdurable, es lo que aprendemos de ellas...
ResponderBorrarSaludos!
Pues aquí estamos para escucharte y para acompañarte en tu odisea.
ResponderBorrarBesos.
Tras la tempestad, llega la calma... al menos eso dicen.
ResponderBorrarBesos!!
Lo que dices guarda la certeza de quien ya ha vivido momentos similares y sabe que todo termina pasando.
ResponderBorrarAlgo bueno nos tiene que aportar la experiencia auque esta fuese mala, no?.
Besos
Casi siempre,todo muro y toda puerta abierta de par en par, está en nosotros.Como lo está perpetuar las tormentas, atravesarlas o esperar a que pasen.
ResponderBorrarAbrazo.
Tormentas nos da la vida para mantenernos despiertos ante las adversidades.
ResponderBorrarBesiños
siempre es bueno contar una tormenta, si? es noche de domingo, y hay vino, pan y queso.
ResponderBorrarte escucho...
tormentas en las que las brújulas de poco sirven...
ResponderBorrar... al final se lo has contado a mucha gente...
ResponderBorrarEstar bajo una tormenta de nieve o granizo es para morirse de miedo...
Abrazos.