Faltaban pocos días para su cumpleaños numero treinta. Pensó, que tal vez, esta era una buena oportunidad para volver a encontrarse con sus amigos. Desde que apareció ella en su vida, todo había pasado a un segundo plano. Los festejos siempre los organizaba su madre. Invitaba a sus amigos y a medida que fue creciendo, la fiesta siempre terminaba en algún boliche del centro, en donde se daba permiso para mirar la vida desde otro lado. Probar a ser otro o –como muchas veces pensaba- probar a ser ese que nadie conocía, pero que celosamente guardaba en su interior. Estás desconocido, le decía algún amigo, al verlo divertirse con tanta naturalidad. Pero la fiesta terminaba y al otro día, aparecía de nuevo ese joven responsable, que religiosamente cumplía con todas las obligaciones: buen hijo, buen alumno, buen profesional, buen ciudadano…Después de la cena con mis padres, voy a salir a tomar algo con mis amigos dijo y ella, giró el rostro, cargó varias carpetas en sus manos, se puso de pie y caminado hacia la oficina que usaban de archivo contestó: Si querido, me parece que te va a hacer bien salir un poco. Esta es una buena excusa para encontrarte con ellos y volver a recordar viejos tiempos. Deben pensar que te tengo secuestrado. Dibujó en su rostro una sonrisa y se perdió entre los estantes cargados de biblioratos.
Cuando miro las fotos de los frigoríficos —ese primer intento de desarrollo industrial, que surgió como complemento del oro blanco que representó la lana ovina—, no me pregunto por qué dejaron de funcionar, porque eso tiene relación con factores externos a nosotros. Lo que me provoca —el entrecruzamiento de fotos de “ estas ruinas, impregnadas de la temporalidad” (1) , que reflejan un momento de la ocupación capitalista del territorio—, es pensar en cómo, el abordaje del pasado, puede ayudarnos a entramar los hilos de un futuro que no deja de ser incierto. ¿Son estas fotos un espejo en el que nos podemos mirar para empezar a reconocernos? Ahí se me aparece, Florida Blanca, ese asentamiento español, que -cuando deciden abandonarlo- lo prenden fuego. Imagino al aónikenk observando esa escena. Ellos que eran nómades por naturaleza, que más tarde sucumbieron frente al proceso de colonización de la tierra, tratando de entender, el porqué de esa destrucción. Pienso tambien en los ...
es algo tan comun, real, y certero,q asusta
ResponderBorrarEs que a veces la dedicación a la pareja hace que dejemos de lado personas, cosas....y no debieramos, no.
ResponderBorrarBesos
eso, eso, eso! que se vaya con los amigos por ahi, antes de que ella lo archive!
ResponderBorrarestoy colgada de los olvidos, como podrá darse cuenta.
saludos!
...
ResponderBorrar¡Orales!
Seguí uno a uno. Me gusta esto, me traes de una idea a otra, seguirém me tienes intrigada.
Mafalda
:)
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