Las infaltables gaviotas alborotaban el cielo plomizo sobre un montículo de basura recién depositada por un camión volcador amarillo. Allí, naturalmente, merodeaba el suizo. Y le gustaba robar; pero sus “colegas” del basural no soportaban, aunque al final debían hacerlo, esa costumbre. La ley no escrita era compartir la basura, compartir los espacios. Pero no robarse entre ellos. – El basural del frío Héctor Rodolfo Peña
lunes, septiembre 28, 2009
Agua
Miro y no creo lo que veo. Lo primero que se me ocurre es imaginar una algo parecida a una perla. Decido tocarla y me encuentro que solo es agua. Retiro el dedo y trato de volver la mirada atrás y quedarme con la imagen anterior. Con la sorpresa. Imaginar que esta incipiente planta tomó la precaución de juntar agua para si. Que sabe –de alguna forma que aun nos cuesta entender- que en no mucho tiempo, será un bien escaso. Que junto sus hojas como quien junta sus manos un día de lluvia –luego de una larga sequía- para recoger para si un poco de tan preciado y vital elemento.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
Zafar
-Cuántas veces te lo tengo que decir, -dijo zamarreándolo de la remera- no quiero verte más en esa esquina jugando con esos atorrantes, que ...
-
Es difícil imaginar como se lee desde el lugar del gobernante una derrota. Pero voy a arriesgar un escenario posible: imagino al Gobernador ...
-
Cuando reflexionamos sobre las cuestiones a tener en cuenta a la hora de formular proyectos sociales que puedan ser considerados exitosos en...
-
Una pareja pasa por la costanera. Van abrazados, como si sintieran frío. Es raro, en estos tiempos, ver parejas que caminen abrazadas. Ella...
Y solo son seres vivos, pero aún así en sentido de supervivencia se manifiesta.
ResponderBorrarCreo que en los seres humanos no...
saludos