Ahí está. Iba a decir inconfundible, pero es todo lo contrario. Mezclado entre las ramas de los sauces, su figura se confunde entre los verde amarillos característicos de muchas plantas en esta época. Llegaron a media mañana y le pusieron color a la jornada. Para verlos nuevamente tendré que organizarme un viaje al Parque Nacional. Allí están todo el año y se mezclan con los turistas que los capturan con sus cámaras y los llevan entre recuerdos de hielos milenarios y bosque nativo de lengas, ñires y notros.
Las infaltables gaviotas alborotaban el cielo plomizo sobre un montículo de basura recién depositada por un camión volcador amarillo. Allí, naturalmente, merodeaba el suizo. Y le gustaba robar; pero sus “colegas” del basural no soportaban, aunque al final debían hacerlo, esa costumbre. La ley no escrita era compartir la basura, compartir los espacios. Pero no robarse entre ellos. – El basural del frío Héctor Rodolfo Peña
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Zafar
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Qué lindo, Alberto. Sabés que tuve a Luis Gruss como profesor también. En la escuela de periodismo.
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