Amar es una decisión. Parece una afirmación y en parte lo es, pero lo escribo desde la interrogación. Desde la idea de que el amor enceguece, anula y nos vuelve un poco irracionales. De chico, crecí en la idea del amor a Dios, que nos exigía fidelidad a sus preceptos. Un amor, si se quiere, un poco perverso, que nos amenazaba con castigos inconfesables para los que nos dejáramos tentar por los deseos terrenales. Después vino el amor a la patria y a la bandera, amor loco si lo habrá. Juráis defenderla hasta perder la vida y algunos miles de mi generación, la perdieron. Pasé parte de mi infancia y de mi adolescencia con esa idea de amor. Lo demás era sacrilegio. Tal vez sea por eso que nos acostumbramos a ocultar nuestros deseos, a disfrutar a escondidas, a dejarnos invadir por la culpa cuando nuestra imaginación nos proponía ir más allá de lo convencional.
Cuando miro las fotos de los frigoríficos —ese primer intento de desarrollo industrial, que surgió como complemento del oro blanco que representó la lana ovina—, no me pregunto por qué dejaron de funcionar, porque eso tiene relación con factores externos a nosotros. Lo que me provoca —el entrecruzamiento de fotos de “ estas ruinas, impregnadas de la temporalidad” (1) , que reflejan un momento de la ocupación capitalista del territorio—, es pensar en cómo, el abordaje del pasado, puede ayudarnos a entramar los hilos de un futuro que no deja de ser incierto. ¿Son estas fotos un espejo en el que nos podemos mirar para empezar a reconocernos? Ahí se me aparece, Florida Blanca, ese asentamiento español, que -cuando deciden abandonarlo- lo prenden fuego. Imagino al aónikenk observando esa escena. Ellos que eran nómades por naturaleza, que más tarde sucumbieron frente al proceso de colonización de la tierra, tratando de entender, el porqué de esa destrucción. Pienso tambien en los ...
Parece que a más de uno se nos dio por hablar de amor. Por suerte yo, algún día me di cuenta, y ahora lucho por no esconder mis deseos ni amar a nadie ni a nada de una forma que no me sea natural. A veces fracaso, claro. Saludos.
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