Las infaltables gaviotas alborotaban el cielo plomizo sobre un montículo de basura recién depositada por un camión volcador amarillo. Allí, naturalmente, merodeaba el suizo. Y le gustaba robar; pero sus “colegas” del basural no soportaban, aunque al final debían hacerlo, esa costumbre. La ley no escrita era compartir la basura, compartir los espacios. Pero no robarse entre ellos. – El basural del frío Héctor Rodolfo Peña
miércoles, septiembre 02, 2009
Suerte
Un hombre muere aplastado por una suicida informa Clarín. Triste final el de este hombre. Pasar a la historia por haber terminado aplastado por una suicida. En Santa Cruz tenemos más suerte. No porque no haya personas que decidan ponerle fin a sus vidas (estamos por encima de la media nacional). El tema ahora pasa porque ninguno de ellos se te caiga encima y te lleve puesto. Es mas, a veces cuando veo a nuestro Gobernador asomarse a la realidad, pienso que se va a tirar. Pero no, camina por la cornisa y no se tira. Un suicida sin vocación diría Sabina. Y tal vez esté bueno que sea así. Que amague, pero que no se tire. Aunque abajo muchos pesimistas se corran por si acaso. No tan convencidos de que no se quiera tirar o imaginando tal vez que alguno esté con ganas de darle un empujoncito.
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