Ir al contenido principal

Un témpano



Un témpano navega mansamente por el lago. Desde mi casa lo observo y pienso en lo poco significativo que nos resulta verlo cruzar frente a nosotros. Como -lo que seria espectacular para cualquier ciudad del mundo- a nosotros no nos conmueve, no nos interroga, ni siquiera se nos cruza la idea de aprovecharlo, de sacarle un poco el jugo a esa posibilidad de vivir frente a un lago por el que en gran parte del año cruzan de oeste a este, bloques de hielo milenario provenientes de los glaciares cordilleranos.

Comentarios

  1. cuanta paz se ve en ese lago... yo tengo vario alrededor, pero no tan frios!! =0D
    saludos

    ResponderBorrar
  2. solemos acostumbrarnos a la maravilla...

    ResponderBorrar
  3. Si es que no apreciamos lo suficiente lo que tenemos delante , yo misma a veces me sorprendo alucinando con algún paisaje que he tenido delante de las narices durante meses y ni le habia prestado atención

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

La memoria espectral de los frigoríficos

Cuando miro las fotos de los frigoríficos —ese primer intento de desarrollo industrial, que surgió como complemento del oro blanco que representó la lana ovina—, no me pregunto por qué dejaron de funcionar, porque eso tiene relación con factores externos a nosotros. Lo que me provoca —el entrecruzamiento de fotos de “ estas ruinas, impregnadas de la temporalidad” (1) , que reflejan un momento de la ocupación capitalista del territorio—, es pensar en cómo, el abordaje del pasado, puede ayudarnos a entramar los hilos de un futuro que no deja de ser incierto. ¿Son estas fotos un espejo en el que nos podemos mirar para empezar a reconocernos? Ahí se me aparece, Florida Blanca, ese asentamiento español, que -cuando deciden abandonarlo- lo prenden fuego. Imagino al aónikenk observando esa escena. Ellos que eran nómades por naturaleza, que más tarde sucumbieron frente al proceso de colonización de la tierra, tratando de entender, el porqué de esa destrucción. Pienso tambien en los ...

Oveja negra

Es difícil no sufrir, no sentir la distancia con los demás, no pensar en el por qué te ha tocado a ti este camino de soledad Cuál es el precio que se paga por ser diferente, por no confundirse entre las majadas de ovejas blancas, por distinguirse entre tanta uniformidad.  Hay días en los que, en sueños, me veo correteando entre el montón, pero al despertar, vuelvo a mi realidad.  Es ahí cuando me digo: acepta tu destino, haz tu propio camino, vale pena intentar ser uno mismo.

A veces

Hay esperas que calman. Y hay veces en los que, la calma, nos desespera…