Ir al contenido principal

*PARA ESQUIAR SIN PARAR.


"El flamante parque de nieve ofrece cuatro pistas, que bajan sobre una extensión de 3 mil metros, únicamente comparable con Catedral y Las Leñas. Dos de las pistas fue catalogadas como azules, es decir que son aptas para esquiadores de nivel intermedio; otra es roja o difícil, mientras que la restante está distinguida como negra por ser la más complicada (pensada para los amantes del esquí extremo).El complejo está construido sobre la cadena montañosa andina conocida por el término tehuelche "Huyliche", en la "Olla Chingue", zona que posee muy pocos árboles. El recorrido desde la base hasta la cima se prolonga por 1.280 metros, íntegramente conectados por un sistema de aerosillas de última tecnología de 75 plazas dobles.El proyecto comenzó a gestarse hace siete años, pero cobró impulso el año pasado con la inauguración de un restaurante en la base, Brasero, con una capacidad de 120 cubiertos."

La información publicada en La Razón, lo hace a uno imaginar una oportunidad única, combinar la visita a los glaciares con la práctica de esquí y tiene además la osadía de comparar la Hoya del Chingue con Catedral y Las leñas.

Y la verdad es que a mas de uno de la ganas de revolcarse en la nieve con un dato como el reflejado por este medio, pero parece que eso no va ser posible, según pudimos averiguar, se habría decidido desde SPSE retirar el equipo con el que se generaba energía para los improvisados sistemas de elevación.

Tal esa habrá sido la principal motivación de nuestro jefe comunal para decidirse a pasar unos días en Las Leñas, en donde no solo disfruta de un excelente centro invernal, sino que se despeja un poco del estrés al que se vio sometido en esto últimos días, en los que tuvo que lidiar con su propia inoperancia para convocar al pueblo de El Calafate a participar de la inauguración de una obra emblemática para Santa Cruz, porque no solo es el primer gaseoducto que va hacia la cordillera, sino que es la primera obra que se hace con los fondos que la provincia percibió por regalías mal liquidadas.

Comentarios

  1. y ahora que vamos hace con el cable que pagamos 150.000 pesos como una emergencia o se lo abra llebado junco porque por lo que se ve este señor si lo invitas a tu casa tener que revisar que no se lleve nada parece un cleptomano si lo lleva s a dar una vuelta en tu auto te roba el cd abra que revisar que todavia esten las torres de la areosillas no sea cosa que las venga a buscar el dueño y en lo que respecta al intendente debe andar en las leññas con su sequito de obsecuentes que le mmeten champang hasta por las partes intimas asi entre borrachera y borrachera le sacan alguna hectareas mas.-

    ResponderBorrar
  2. Es el segundo fin de semana que quiero ir a caminar a la reserva municipal "hoya del Chingue"y me encuentro con la tranquera cerrada con candado?
    por favor si alguien me puede decir donde hay que conseguir la llave o a quién tengo que recurrir.Me parece una verguenza no permitir el acceso a una reserva municipal porque el concesionario no tenga ni siquiera un cuidador responable.tal vez el secretario de turismo nos pueda responder.

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

No ser

Llegué a la escritura motivado por una búsqueda, en principio inconsciente, que se corporizó en mí cuando empecé a tener noción de lo que representaba el haber nacido en un campamento petrolero. Un lugar que, a la vez, era ningún lugar; un hábitat en el que, el único rasgo permanente, estaba conformado por lo provisorio. De hecho, mi permanencia en Cañadón Seco, duró lo que pudo haber durado la convalecencia posparto de mi madre.  La imagino a ella llevándome en brazos, en el transporte de Mottino y Acuña, mezclada entre los obreros que regresaban a Caleta Olivia.  Apenas unas horas de vida tenía y ya formaba parte de un colectivo. Un colectivo de obreros, llegados de todos lados buscando el amparo de eso que se erguía como una sigla que, en ese tiempo, todo lo podía: YPF. —Nacido en Cañadón Seco —decía cuando me preguntaban— y criado en Caleta Olivia —agregaba en el intento de transmitir alguna certeza acerca de mi origen. Empecé a pensar en esto cuando me vine a vivir ...

Encuentro

Estaba sentado en la confitería de la terminal. Lo reconocí, aunque no había leído hasta ese momento ninguno de sus libros. Era Peña, el escritor, Héctor Rodolfo “Lobo” Peña. Había escuchado hablar de él, de sus premios y de la Trágica gaviota patagónica, su libro más mentado. Nos saludamos con un ligero movimiento de cabeza y, sin decir nada, seguí con mis cosas. Pasaron más de veinte años de ese momento. Peña ya no está entre nosotros. A mí me quedó la imagen solitaria, como ensimismada, de él, sentado en la confitería; y me quedaron sus libros, los que, a medida que fui leyendo, fueron incrementando mi entusiasmo por su producción literaria. Incursionó en todos los géneros y en todos lo hizo con la misma vocación: la de ser fiel a su estilo. Los pájaros del lago fue el primero que leí. La trama tiene todos los condimentos de thriller. La historia me atrapó desde la primera página. Ambientada en la zona del Lago Argentino, los personajes y los lugares en los que acontecían los he...