Hemos dado toda la vuelta. Desde aquí se puede apreciar en parte el conglomerado urbano que representó en los noventas el primer síntoma de crecimiento de la ciudad. Entre las viviendas residenciales uno puede encontrar pequeños y medianos hoteles, algún que otro restaurante. El paisaje no es uniforme, representa un poco la variedad de orígenes de sus habitantes.
Cuando miro las fotos de los frigoríficos —ese primer intento de desarrollo industrial, que surgió como complemento del oro blanco que representó la lana ovina—, no me pregunto por qué dejaron de funcionar, porque eso tiene relación con factores externos a nosotros. Lo que me provoca —el entrecruzamiento de fotos de “ estas ruinas, impregnadas de la temporalidad” (1) , que reflejan un momento de la ocupación capitalista del territorio—, es pensar en cómo, el abordaje del pasado, puede ayudarnos a entramar los hilos de un futuro que no deja de ser incierto. ¿Son estas fotos un espejo en el que nos podemos mirar para empezar a reconocernos? Ahí se me aparece, Florida Blanca, ese asentamiento español, que -cuando deciden abandonarlo- lo prenden fuego. Imagino al aónikenk observando esa escena. Ellos que eran nómades por naturaleza, que más tarde sucumbieron frente al proceso de colonización de la tierra, tratando de entender, el porqué de esa destrucción. Pienso tambien en los ...
Que bello paisaje, parece recien salido de un cuento de navidad.
ResponderBorrarMil besitos!!!
De a ratos vengo siguiendo tus comentarios y hermosas imágenes de riquezas inigualables del planeta. Un abrazo y gracias por los aportes.
ResponderBorrarLas ciudades crecen y roban los espacios sagrados de la naturaleza...
ResponderBorrarAbrazos, Monique.
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ResponderBorrarPalabra tras palabra.
En esa libreta escribes el día a día. Me gusta como lo haces.
Las fotos siguen siendo increibles.
Sigo tus pasos.
Mafalda