Me cambio el calzado, me arremango el pantalón por encima de las rodillas y empiezo a caminar. El agua –como ya imaginamos- está fría. Las piedras forman como una huella y por momentos siento como si la profundidad me fuera a doblegar. Hago una pausa y trato de calmarme. El color turquesa del lago me indica por donde no ir. Estoy en la mitad del trayecto y ya no quiero volver
Escribir un rezo para un Dios inexistente Inventarme un Dios al cual rezarle sin fe Encontrar una fe que no esté presa de una religión Profesar una religión en la que no haga falta rezar para huirle a la angustia que me acompaña desde que no estás
Un abrazo para estas fiestas amigo.
ResponderBorrarPrimero tengo que saber hacia donde dirigirme.
ResponderBorrarUn saludo