Ir al contenido principal

Como turco en la neblina


No le debe resultar nada fácil, al Secretario de Turismo de la Muni- cipalidad de El Calafate ponerse al tanto de las múltiples acciones, que impulsaron su antecesor y el Intendente Méndez. Y una muestra de ello, es su activa participación en el Taller de Consulta para el Ordenamiento Turístico de Lago Roca, al que concurrió “acompañado” de Secretario Coordinador y cuyas conclusiones –oponiéndose a la apertura del Paso Zamora-Rosada- ahora pretende desconocer.

No es casual la reacción del novel funcionario municipal, que días atrás, por un medio local, aseguró que no existía ningún proyecto concreto sobre el Paso Zamora-Rosada, obligando al periodista Sergio Villegas a recordarle que esta era una iniciativa que el su jefe comunal había impulsado y paseado por media provincia.

Los que no quieren ser menos en esto de contradecir al Intendente Municipal son los muchachos del área de prensa oficial que salieron raudamente a poner en boca del extraviado funcionario la siguiente aclaración “considero que para tocar seriamente este tema debemos hacerlo sobre un proyecto, sobre una prefactibilidad y sobre un estudio profundo de impacto, y no sobre la opinión de algunos interesados”.

Totalmente de acuerdo con el parte de prensa, terminemos con las improvisaciones y con seguir decidiendo cosas en base a la opinión de “algún” interesado, hagamos el estudio de impacto, escuchemos a las voces calificadas para dar una opinión y sobre todo trabajemos sobre un proyecto, un proyecto que exprese los intereses de toda la comunidad.

Como turco en la neblina: Andar a los tumbos, muy desorientado.
Esta frase tiene su origen en España, donde al vino en estado puro (esto es, sin agregado de agua) se le denominaba vino moro o vino turco. Entre las costumbres de la corte relacionadas con el vino y su consecuencia se encuentran las reglas establecidas por Carlos IV, que debían observarse en las tabernas de la corte y las cercanías. Entre éstas se destacan la disposición de que el vino servido a la clientela debía ser de buena calidad y puro, y la prohibición a habilitar locales que tuvieran en las cercanías pozos o mangueras con los que el vino pudiera ser aclarado con agua; lo cual explica que los hombres anduvieran pasados de copas o con una buena turca, como solía decirse en España.

La tradición popular ha transformado esta antigua frase, pero sigue siendo apropiada para el que tomó algunas copas de más y, con neblina o sin neblina, anda confundido y desorientado (Cualquier parecido con la realidad municipal es pura coincidencia)

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Vueltas

Escribir   un     rezo para un Dios    inexistente   Inventarme    un Dios       al cual rezarle sin fe   Encontrar    una fe       que no esté presa de una religión   Profesar   una religión      en la que no haga falta          rezar para huirle a la angustia que me acompaña desde que no estás

La memoria espectral de los frigoríficos

Cuando miro las fotos de los frigoríficos —ese primer intento de desarrollo industrial, que surgió como complemento del oro blanco que representó la lana ovina—, no me pregunto por qué dejaron de funcionar, porque eso tiene relación con factores externos a nosotros. Lo que me provoca —el entrecruzamiento de fotos de “ estas ruinas, impregnadas de la temporalidad” (1) , que reflejan un momento de la ocupación capitalista del territorio—, es pensar en cómo, el abordaje del pasado, puede ayudarnos a entramar los hilos de un futuro que no deja de ser incierto. ¿Son estas fotos un espejo en el que nos podemos mirar para empezar a reconocernos? Ahí se me aparece, Florida Blanca, ese asentamiento español, que -cuando deciden abandonarlo- lo prenden fuego. Imagino al aónikenk observando esa escena. Ellos que eran nómades por naturaleza, que más tarde sucumbieron frente al proceso de colonización de la tierra, tratando de entender, el porqué de esa destrucción. Pienso tambien en los ...

Vestigios

En Santa Cruz, la idea de lo provisorio, de estar solo de paso, estuvo siempre en permanente disputa con el deseo de arraigarse.  Muchos, como Magallanes, sin importar la actividad económica que haya prevalecido, el origen migrante, la condición social, o el motivo que los haya impulsado a venir, recalaron sólo para pasar el invierno.  Otros, como emulando a los habitantes originarios de esta tierra, lo hicieron para quedarse. Echar anclas sin vuelta, quemar las naves, decididos a establecerse. Indagar en nuestra historia es como hurgar en una construcción que, a las claras, no ha sido parte de un proyecto común.  La memoria colectiva santacruceña tiene esa impronta: aparece fragmentada, de a retazos, como si fueran partes de un todo inexistente.  Puede que, el no ser, sea la característica más significativa de nuestra identidad.  En este contexto, los vestigios de los frigoríficos construidos en Santa Cruz a principios del siglo pasado, aparecen com...