
Todos sus esfuerzos, los planes
para los próximos meses, pueden venirse abajo. No es fácil tomar una decisión.
La presión de sus compañeras para
que las acompañara en la lucha por un salario digno, por dejar de depender de
un contrato basura, que les hacen firmar cada tres meses y que, las obliga a
sonreírle al funcionario de turno, que la espera paciente para recordarles que “gracias
a nosotros, podes llevar el pan a tu casa”, es un motivo más que fuerte para
sumarse a la lucha.
Pero ella tiene mucho para
perder.
Aunque le indignan algunas cosas
por las que debe pasar, aprendió a callarse la boca, a tragar saliva y esperar
que esos momentos pasaran sin decir nada. Porque en el fondo algo de verdad hay
en eso de que, para conseguir ese contrato, le habían dado una mano. No puedo
ser tan desagradecida, piensa camino a la escuela, en la que trabaja hace tres
años.
Solo la imagen de sus tres hijos,
a los que cría como madre soltera, la distraen de la angustia de tener que
llegar a su trabajo y afrontar la situación de decirle a sus compañeras que
ella no va a parar, que una vez más va a agachar la cabeza.
Lo hará por sus hijos, y por su
madre, que también vive con ellos. Hay cosas con las que no se puede jugar.
Tener un trabajo, aunque sea con
un contrato precario, la hizo sentirse más mujer, más madre y –por ahora-
pelear por un salario más justo, puede esperar, piensa antes de ingresar a la
escuela, como quien entra a un lugar desconocido.
Cuando encara hacía el depósito
en donde están reunidas sus compañeras, se le hace un nudo en la panza. Tiene
que contenerse para no llorar y salir corriendo.
Contra todo lo imaginado, todo
parece normal. Los chicos corren por los pasillos, las “seños” la saludan como
todos los días. Una de ellas le pregunta al pasar “si es cierto que están de
paro porque no les pagan el aumento que cobran los demás empleados públicos”.
Mira a la maestra y esbozando la
sonrisa con la que trabaja todos los días, contesta con firmeza: sí, estamos de
paro.
“La legislación asegurará la efectividad del salario familiar y el principio de
que a igual trabajo corresponde idéntica remuneración.” Artículo 60.-
Constitución Provincial
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