Seguimos viaje bordeando el río de las vueltas. La idea es ir hasta la base del Glaciar Huemules. Llegamos hasta el acceso, en donde el propietario ha construido unas cabañas y hay una hostería sin terminar. Nos recibe Ramón. Se alegra de nuestra llegada. Soy de Corrientes Capital y hace dos meses que estoy por acá, a veces los días se me hacen largos y recién ahora está comenzando a venir gente, nos dice con cierta resignación y muy amablemente nos indica como ingresar al bosque por un sendero. Se queda apoyado en el alambre, contemplando el paisaje.
Cuando miro las fotos de los frigoríficos —ese primer intento de desarrollo industrial, que surgió como complemento del oro blanco que representó la lana ovina—, no me pregunto por qué dejaron de funcionar, porque eso tiene relación con factores externos a nosotros. Lo que me provoca —el entrecruzamiento de fotos de “ estas ruinas, impregnadas de la temporalidad” (1) , que reflejan un momento de la ocupación capitalista del territorio—, es pensar en cómo, el abordaje del pasado, puede ayudarnos a entramar los hilos de un futuro que no deja de ser incierto. ¿Son estas fotos un espejo en el que nos podemos mirar para empezar a reconocernos? Ahí se me aparece, Florida Blanca, ese asentamiento español, que -cuando deciden abandonarlo- lo prenden fuego. Imagino al aónikenk observando esa escena. Ellos que eran nómades por naturaleza, que más tarde sucumbieron frente al proceso de colonización de la tierra, tratando de entender, el porqué de esa destrucción. Pienso tambien en los ...
contempla el paisaje y no ve futuro. sólo atina a observar la conjugación de todos los tiempos.
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