El descenso de los cuatrocientos metros nos pone más rápido de lo que imaginamos de nuevo con los pies sobre la tierra. Emprendemos el regreso hacia El Chaltén. Allí nos espera una ducha caliente y una cerveza artesanal como para empezar a terminar la jornada. Más tarde, degustaremos –como para ponerle un broche de oro a la jornada- un porción de cordero en una suave salsa de menta rociado con un noble cabernet y a dormir, que aun nos queda otra jornada en la que intentaremos aproximarnos al Monte Fitz Roy y sus agujas periféricas.
Llegué a la escritura motivado por una búsqueda, en principio inconsciente, que se corporizó en mí cuando empecé a tener noción de lo que representaba el haber nacido en un campamento petrolero. Un lugar que, a la vez, era ningún lugar; un hábitat en el que, el único rasgo permanente, estaba conformado por lo provisorio. De hecho, mi permanencia en Cañadón Seco, duró lo que pudo haber durado la convalecencia posparto de mi madre. La imagino a ella llevándome en brazos, en el transporte de Mottino y Acuña, mezclada entre los obreros que regresaban a Caleta Olivia. Apenas unas horas de vida tenía y ya formaba parte de un colectivo. Un colectivo de obreros, llegados de todos lados buscando el amparo de eso que se erguía como una sigla que, en ese tiempo, todo lo podía: YPF. —Nacido en Cañadón Seco —decía cuando me preguntaban— y criado en Caleta Olivia —agregaba en el intento de transmitir alguna certeza acerca de mi origen. Empecé a pensar en esto cuando me vine a vivir ...
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ResponderBorrarHace algunos meses unas amigas visitaron tu país.
Días después a su regreso y emocionadas, me mostraron sus fotos. Me quedé pasmada con los glaciares, son ipresionantes y bellos.
De tus fotos, muchas me gustaron, las iniciales donde el destino se mira lejano y al mismo tiempo tan cercano. Tu narración de la caminata, el encuentro y diálogo con la naturaleza.
La que más me gustó es donde estás admirando el lago, es maravillosa.
Lindo tu país.
Gracias por las imágenes.
Mafalda
los pies en la tierra y un noble cabernet. qué grandes amigos.
ResponderBorrarabrazo.
Aun sigo bajo los efecgtos de la envidia sana, Saludos!
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