El descenso de los cuatrocientos metros nos pone más rápido de lo que imaginamos de nuevo con los pies sobre la tierra. Emprendemos el regreso hacia El Chaltén. Allí nos espera una ducha caliente y una cerveza artesanal como para empezar a terminar la jornada. Más tarde, degustaremos –como para ponerle un broche de oro a la jornada- un porción de cordero en una suave salsa de menta rociado con un noble cabernet y a dormir, que aun nos queda otra jornada en la que intentaremos aproximarnos al Monte Fitz Roy y sus agujas periféricas.
Cuando miro las fotos de los frigoríficos —ese primer intento de desarrollo industrial, que surgió como complemento del oro blanco que representó la lana ovina—, no me pregunto por qué dejaron de funcionar, porque eso tiene relación con factores externos a nosotros. Lo que me provoca —el entrecruzamiento de fotos de “ estas ruinas, impregnadas de la temporalidad” (1) , que reflejan un momento de la ocupación capitalista del territorio—, es pensar en cómo, el abordaje del pasado, puede ayudarnos a entramar los hilos de un futuro que no deja de ser incierto. ¿Son estas fotos un espejo en el que nos podemos mirar para empezar a reconocernos? Ahí se me aparece, Florida Blanca, ese asentamiento español, que -cuando deciden abandonarlo- lo prenden fuego. Imagino al aónikenk observando esa escena. Ellos que eran nómades por naturaleza, que más tarde sucumbieron frente al proceso de colonización de la tierra, tratando de entender, el porqué de esa destrucción. Pienso tambien en los ...
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ResponderBorrarHace algunos meses unas amigas visitaron tu país.
Días después a su regreso y emocionadas, me mostraron sus fotos. Me quedé pasmada con los glaciares, son ipresionantes y bellos.
De tus fotos, muchas me gustaron, las iniciales donde el destino se mira lejano y al mismo tiempo tan cercano. Tu narración de la caminata, el encuentro y diálogo con la naturaleza.
La que más me gustó es donde estás admirando el lago, es maravillosa.
Lindo tu país.
Gracias por las imágenes.
Mafalda
los pies en la tierra y un noble cabernet. qué grandes amigos.
ResponderBorrarabrazo.
Aun sigo bajo los efecgtos de la envidia sana, Saludos!
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