Las infaltables gaviotas alborotaban el cielo plomizo sobre un montículo de basura recién depositada por un camión volcador amarillo. Allí, naturalmente, merodeaba el suizo. Y le gustaba robar; pero sus “colegas” del basural no soportaban, aunque al final debían hacerlo, esa costumbre. La ley no escrita era compartir la basura, compartir los espacios. Pero no robarse entre ellos. – El basural del frío Héctor Rodolfo Peña
lunes, noviembre 16, 2009
Madre roca VII
Hace una hora que estamos caminando y todo hace pensar que esto puede durar un poco más. Me abrazo a un tronco, respiro fuerte, miro el cielo y como impulsado por la naturaleza, sigo adelante. Desaparecen los árboles y frente nuestro, hacia el oeste podemos apreciar al Glaciar huemules que se deja caer por la ladera del cerro. Ahora el terreno es plano pero mantiene la pendiente, damos unos pasos y ya tenemos frente a nosotros a una hermosa laguna que como un gran cráter conserva el agua que drena la masa glaciaria.
Mis pasos se aceleran y avanzo rápidamente hasta su orilla. Hay momentos que uno debe dejarse llevar. Suspender toda necesidad de juzgar o de intentar explicar lo que está sintiendo. Son esos momentos en los que las imágenes fluyen naturalmente acompañadas por el retumbar del corazón que con un ritmo exaltado y armonioso a la vez, nos sacan de –aunque sea por unos momentos- de la artificialidad en la que nos encontramos.
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Madre Piedra, Madre Roca, Madre de todas las montañas, que màs da!!!
ResponderBorrartus palabras i tus fotos son algo que espero cada dia. Gracias por compartir!
me gusta eso de los momentos en los que uno debe dejar de preguntarse por qué... me cuestan, me cuestan... lindas imágenes!
ResponderBorrarun beso!
Qué hermosa la canción de Hugo Giménez Agüero, la recuerdo cantada por Marta Pirén...
ResponderBorrar¿Cómo resuena un sapucai correntino cerca del Chaltén?
Saludos cordiales.
Cualquier esfuerzo es poco si luego se disfruta de esta maravilla.
ResponderBorrarSaludos
www.recorrerelmundo.es