Ir al contenido principal

Madre roca VII

Hace una hora que estamos caminando y todo hace pensar que esto puede durar un poco más. Me abrazo a un tronco, respiro fuerte, miro el cielo y como impulsado por la naturaleza, sigo adelante. Desaparecen los árboles y frente nuestro, hacia el oeste podemos apreciar al Glaciar huemules que se deja caer por la ladera del cerro. Ahora el terreno es plano pero mantiene la pendiente, damos unos pasos y ya tenemos frente a nosotros a una hermosa laguna que como un gran cráter conserva el agua que drena la masa glaciaria.


Mis pasos se aceleran y avanzo rápidamente hasta su orilla. Hay momentos que uno debe dejarse llevar. Suspender toda necesidad de juzgar o de intentar explicar lo que está sintiendo. Son esos momentos en los que las imágenes fluyen naturalmente acompañadas por el retumbar del corazón que con un ritmo exaltado y armonioso a la vez, nos sacan de –aunque sea por unos momentos- de la artificialidad en la que nos encontramos.

Comentarios

  1. Madre Piedra, Madre Roca, Madre de todas las montañas, que màs da!!!
    tus palabras i tus fotos son algo que espero cada dia. Gracias por compartir!

    ResponderBorrar
  2. me gusta eso de los momentos en los que uno debe dejar de preguntarse por qué... me cuestan, me cuestan... lindas imágenes!
    un beso!

    ResponderBorrar
  3. Qué hermosa la canción de Hugo Giménez Agüero, la recuerdo cantada por Marta Pirén...
    ¿Cómo resuena un sapucai correntino cerca del Chaltén?
    Saludos cordiales.

    ResponderBorrar
  4. Cualquier esfuerzo es poco si luego se disfruta de esta maravilla.
    Saludos

    www.recorrerelmundo.es

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

La memoria espectral de los frigoríficos

Cuando miro las fotos de los frigoríficos —ese primer intento de desarrollo industrial, que surgió como complemento del oro blanco que representó la lana ovina—, no me pregunto por qué dejaron de funcionar, porque eso tiene relación con factores externos a nosotros. Lo que me provoca —el entrecruzamiento de fotos de “ estas ruinas, impregnadas de la temporalidad” (1) , que reflejan un momento de la ocupación capitalista del territorio—, es pensar en cómo, el abordaje del pasado, puede ayudarnos a entramar los hilos de un futuro que no deja de ser incierto. ¿Son estas fotos un espejo en el que nos podemos mirar para empezar a reconocernos? Ahí se me aparece, Florida Blanca, ese asentamiento español, que -cuando deciden abandonarlo- lo prenden fuego. Imagino al aónikenk observando esa escena. Ellos que eran nómades por naturaleza, que más tarde sucumbieron frente al proceso de colonización de la tierra, tratando de entender, el porqué de esa destrucción. Pienso tambien en los ...

Vestigios

En Santa Cruz, la idea de lo provisorio, de estar solo de paso, estuvo siempre en permanente disputa con el deseo de arraigarse.  Muchos, como Magallanes, sin importar la actividad económica que haya prevalecido, el origen migrante, la condición social, o el motivo que los haya impulsado a venir, recalaron sólo para pasar el invierno.  Otros, como emulando a los habitantes originarios de esta tierra, lo hicieron para quedarse. Echar anclas sin vuelta, quemar las naves, decididos a establecerse. Indagar en nuestra historia es como hurgar en una construcción que, a las claras, no ha sido parte de un proyecto común.  La memoria colectiva santacruceña tiene esa impronta: aparece fragmentada, de a retazos, como si fueran partes de un todo inexistente.  Puede que, el no ser, sea la característica más significativa de nuestra identidad.  En este contexto, los vestigios de los frigoríficos construidos en Santa Cruz a principios del siglo pasado, aparecen com...

Vueltas

Escribir   un     rezo para un Dios    inexistente   Inventarme    un Dios       al cual rezarle sin fe   Encontrar    una fe       que no esté presa de una religión   Profesar   una religión      en la que no haga falta          rezar para huirle a la angustia que me acompaña desde que no estás