Poincenot alberga varias carpas. Algunos de los visitantes improvisan un picnic entre los troncos. Los imitamos y hacemos una pausa para consumir nuestra vianda. Nuestra cabeza se enfría y los pensamientos vuelven a ocupar su lugar. Es suficiente, hasta acá llegamos, tienes que tener en cuenta la horas que te llevará el regreso. Por frente nuestro, mientras conversamos sobre que hacer, pasan dos personas mayores que nosotros. No hacen pausa, no consumen su vianda, siguen como hipnotizados hacia la montaña. Nos miramos y medio como coro nos decimos: sigamos, hasta donde lleguemos.
Cuando miro las fotos de los frigoríficos —ese primer intento de desarrollo industrial, que surgió como complemento del oro blanco que representó la lana ovina—, no me pregunto por qué dejaron de funcionar, porque eso tiene relación con factores externos a nosotros. Lo que me provoca —el entrecruzamiento de fotos de “ estas ruinas, impregnadas de la temporalidad” (1) , que reflejan un momento de la ocupación capitalista del territorio—, es pensar en cómo, el abordaje del pasado, puede ayudarnos a entramar los hilos de un futuro que no deja de ser incierto. ¿Son estas fotos un espejo en el que nos podemos mirar para empezar a reconocernos? Ahí se me aparece, Florida Blanca, ese asentamiento español, que -cuando deciden abandonarlo- lo prenden fuego. Imagino al aónikenk observando esa escena. Ellos que eran nómades por naturaleza, que más tarde sucumbieron frente al proceso de colonización de la tierra, tratando de entender, el porqué de esa destrucción. Pienso tambien en los ...
Hola Noesperesnada...ante todo, gracias por visitarme, un placer.
ResponderBorrarTe dire que he leido las 6 partes de Padre cielo y me ha encantado.
Que lugares mas bellos.
Con tu permiso, me quedare paseando por estos senderos.
Mil besitos!!!