Lo que demora mi marcha, no es el ascenso, son las formas que el bosque nos ofrece. Hay en su interior posturas que –quizás- solo los caprichos de la naturaleza puedan explicar. Percibo gestos a las que no quiero darles el carácter de casuales. Me siento bienvenido a este territorio -en los que se ha trazado un sendero- que me invita a refugiarme en él.
Llegué a la escritura motivado por una búsqueda, en principio inconsciente, que se corporizó en mí cuando empecé a tener noción de lo que representaba el haber nacido en un campamento petrolero. Un lugar que, a la vez, era ningún lugar; un hábitat en el que, el único rasgo permanente, estaba conformado por lo provisorio. De hecho, mi permanencia en Cañadón Seco, duró lo que pudo haber durado la convalecencia posparto de mi madre. La imagino a ella llevándome en brazos, en el transporte de Mottino y Acuña, mezclada entre los obreros que regresaban a Caleta Olivia. Apenas unas horas de vida tenía y ya formaba parte de un colectivo. Un colectivo de obreros, llegados de todos lados buscando el amparo de eso que se erguía como una sigla que, en ese tiempo, todo lo podía: YPF. —Nacido en Cañadón Seco —decía cuando me preguntaban— y criado en Caleta Olivia —agregaba en el intento de transmitir alguna certeza acerca de mi origen. Empecé a pensar en esto cuando me vine a vivir ...
es curioso, a mi me llama mucho la atencion los arboles secos cuando estan en medio de follajes, como este, tengo dos o tres fotos con ese mismo tipo de perspectivas.. se me hace muy interesante, este no se queda atras.
ResponderBorrarsaludos!
quizá no haya nada casual en los gestos. incluso el más mínimo de los gestos tiene una intención aunque sea breve. en los gestos de ella (madre, mujer, natura, tierra) me quiero refugiar.
ResponderBorrarNo es extraño que te demores
ResponderBorraren el camino porque las formas
con las que te encuentras
son para pasarse un rato
contemplando, reflexionando
y admirando.
Así es la naturaleza siempre sorprendiéndonos.
Besos