La senda es solo piedra. Algunas son aprovechadas para armar escalones. Unas estacas van demarcando el camino para no perderse. Algo me dice que los pensamientos me han abandonado de nuevo. La montaña me tiene a su merced. Presiento que en pocas horas cuando vuelva a tener los pies sobre la tierra, voy a decir. Si lo hubiera pensado no lo hago. Deben faltar no más de doscientos metros. ¿Creo que voy a llegar o es solo un síntoma más de que he perdido el control sobre mi? No se, solo se que mis piernas continúan ascendiendo.
Cuando miro las fotos de los frigoríficos —ese primer intento de desarrollo industrial, que surgió como complemento del oro blanco que representó la lana ovina—, no me pregunto por qué dejaron de funcionar, porque eso tiene relación con factores externos a nosotros. Lo que me provoca —el entrecruzamiento de fotos de “ estas ruinas, impregnadas de la temporalidad” (1) , que reflejan un momento de la ocupación capitalista del territorio—, es pensar en cómo, el abordaje del pasado, puede ayudarnos a entramar los hilos de un futuro que no deja de ser incierto. ¿Son estas fotos un espejo en el que nos podemos mirar para empezar a reconocernos? Ahí se me aparece, Florida Blanca, ese asentamiento español, que -cuando deciden abandonarlo- lo prenden fuego. Imagino al aónikenk observando esa escena. Ellos que eran nómades por naturaleza, que más tarde sucumbieron frente al proceso de colonización de la tierra, tratando de entender, el porqué de esa destrucción. Pienso tambien en los ...
Amigo:
ResponderBorrar¡que hermosa experiencia debe ser escalar una montaña¡
llegar a la altura de las nubes. pero cuesta respirar, subir,¡cúanto entrenamiento, y ejercicio¡.
pero vale la pena.
el cansancio debe ser agotador, pero el deseo de llegar al objetivo, es más fuerte. y las piernas aunque a veces no responden, son obedecidas por la voluntad, esa que mueve montañas.
bueno amigo, ha sido un gusto, llegar hasta aquí, espero encontrarte nuevamente en mi blogs-
un placer