El regreso es una nueva experiencia. La adrenalina ha acelerado todos mis pensamientos- Siento el peso del cansancio en mi cuerpo pero la emoción es más fuerte y por momentos siento como si mi alma se adelantara, se anticipara en el sendero y por momentos jugara a quedarse en el bosque. Cuando presiento la distancia, la soledad y el desamparo de mi cuerpo, ella vuelve y él todo recobra los sentidos. Sobre la ladera de una montaña, cuando ya nos queda poco para llegar a El Chaltén, podemos apreciar los nidos de cóndores. Los vemos planear, como si el registro de nuestra presencia los obligara a hacer un reconocimiento del terreno. Ellos si saben del valor de la montaña. Morada natural para el rey de las alturas. Los veo planear y siento un poco de envidia.
Cuando miro las fotos de los frigoríficos —ese primer intento de desarrollo industrial, que surgió como complemento del oro blanco que representó la lana ovina—, no me pregunto por qué dejaron de funcionar, porque eso tiene relación con factores externos a nosotros. Lo que me provoca —el entrecruzamiento de fotos de “ estas ruinas, impregnadas de la temporalidad” (1) , que reflejan un momento de la ocupación capitalista del territorio—, es pensar en cómo, el abordaje del pasado, puede ayudarnos a entramar los hilos de un futuro que no deja de ser incierto. ¿Son estas fotos un espejo en el que nos podemos mirar para empezar a reconocernos? Ahí se me aparece, Florida Blanca, ese asentamiento español, que -cuando deciden abandonarlo- lo prenden fuego. Imagino al aónikenk observando esa escena. Ellos que eran nómades por naturaleza, que más tarde sucumbieron frente al proceso de colonización de la tierra, tratando de entender, el porqué de esa destrucción. Pienso tambien en los ...
Vengo a agradecerte tu visita. Me han encantado las fotos.
ResponderBorrarUn saludo y buen fin de semana.
Veo que te gusta viajar. A lo mejor un día te encuentras una botella en el mar, y lo mismo es una de las mías, jeje.
ResponderBorrarPreciosas fotos!!!!
Gracias por tu visita.
Saludos desde España.
Conchi
Aunque no hayas conseguido
ResponderBorrarllegar tan alto como el cóndor
saboreaste su cercanía.
Respirar el aire limpio de
esa montaña y sentir la
inmensidad de la naturaleza
ya valió la pena.
Un abrazo muy grande.
¡Qué genial! Ese contacto con la naturaleza a esas alturas debe ser un soplo de vida... ¡Quién pudiera!
ResponderBorrarLas imágenes son fantásticas.
Felicitaciones.
Besos.
Siguiendo la huella que dejaste en mis moreras llego en plena ascensión, que impresionante es la montaña, a mí me asusta, prefiero el mar, aunque sus paisaje encuentro bellos y majestuosos.
ResponderBorrarDesciendo vigilada por el condor hasta casi el merendero, ya te seguiré leyendo.
Un beso, disfruta pero vigila dónde pones el pie.
Una imagen vale más que mil palabras... y estas, me dejaron sin aliento.
ResponderBorrarFantásticas.
Mil besitos!!!
• con la mirada atenta...
ResponderBorrarSiempre es es impresionante el regreso. Se acumulan todas las vivencias y emociones del ascenso mientras se siente nostalgia de no haber permanecido más tiempo en la cima.
• saludos
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•CR & LMA•
Precioso animal que espero algún día tener la oportunidad de ver...
ResponderBorrarYa veo que tu actividad es frenética...
Saludos.