El regreso es una nueva experiencia. La adrenalina ha acelerado todos mis pensamientos- Siento el peso del cansancio en mi cuerpo pero la emoción es más fuerte y por momentos siento como si mi alma se adelantara, se anticipara en el sendero y por momentos jugara a quedarse en el bosque. Cuando presiento la distancia, la soledad y el desamparo de mi cuerpo, ella vuelve y él todo recobra los sentidos. Sobre la ladera de una montaña, cuando ya nos queda poco para llegar a El Chaltén, podemos apreciar los nidos de cóndores. Los vemos planear, como si el registro de nuestra presencia los obligara a hacer un reconocimiento del terreno. Ellos si saben del valor de la montaña. Morada natural para el rey de las alturas. Los veo planear y siento un poco de envidia.
Llegué a la escritura motivado por una búsqueda, en principio inconsciente, que se corporizó en mí cuando empecé a tener noción de lo que representaba el haber nacido en un campamento petrolero. Un lugar que, a la vez, era ningún lugar; un hábitat en el que, el único rasgo permanente, estaba conformado por lo provisorio. De hecho, mi permanencia en Cañadón Seco, duró lo que pudo haber durado la convalecencia posparto de mi madre. La imagino a ella llevándome en brazos, en el transporte de Mottino y Acuña, mezclada entre los obreros que regresaban a Caleta Olivia. Apenas unas horas de vida tenía y ya formaba parte de un colectivo. Un colectivo de obreros, llegados de todos lados buscando el amparo de eso que se erguía como una sigla que, en ese tiempo, todo lo podía: YPF. —Nacido en Cañadón Seco —decía cuando me preguntaban— y criado en Caleta Olivia —agregaba en el intento de transmitir alguna certeza acerca de mi origen. Empecé a pensar en esto cuando me vine a vivir ...
Vengo a agradecerte tu visita. Me han encantado las fotos.
ResponderBorrarUn saludo y buen fin de semana.
Veo que te gusta viajar. A lo mejor un día te encuentras una botella en el mar, y lo mismo es una de las mías, jeje.
ResponderBorrarPreciosas fotos!!!!
Gracias por tu visita.
Saludos desde España.
Conchi
Aunque no hayas conseguido
ResponderBorrarllegar tan alto como el cóndor
saboreaste su cercanía.
Respirar el aire limpio de
esa montaña y sentir la
inmensidad de la naturaleza
ya valió la pena.
Un abrazo muy grande.
¡Qué genial! Ese contacto con la naturaleza a esas alturas debe ser un soplo de vida... ¡Quién pudiera!
ResponderBorrarLas imágenes son fantásticas.
Felicitaciones.
Besos.
Siguiendo la huella que dejaste en mis moreras llego en plena ascensión, que impresionante es la montaña, a mí me asusta, prefiero el mar, aunque sus paisaje encuentro bellos y majestuosos.
ResponderBorrarDesciendo vigilada por el condor hasta casi el merendero, ya te seguiré leyendo.
Un beso, disfruta pero vigila dónde pones el pie.
Una imagen vale más que mil palabras... y estas, me dejaron sin aliento.
ResponderBorrarFantásticas.
Mil besitos!!!
• con la mirada atenta...
ResponderBorrarSiempre es es impresionante el regreso. Se acumulan todas las vivencias y emociones del ascenso mientras se siente nostalgia de no haber permanecido más tiempo en la cima.
• saludos
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•CR & LMA•
Precioso animal que espero algún día tener la oportunidad de ver...
ResponderBorrarYa veo que tu actividad es frenética...
Saludos.