domingo, noviembre 22, 2009

Padre cielo VIII

A los pocos minutos, dejamos el bosque y nos encontramos con el Río Blanco. Un chorillo de agua se deja caer entre las piedras blancas que predominan en su caudal. El pequeño puente improvisado se ve tan vulnerable ante la amplitud que muestra el cauce. Imagino por momentos todo un torrente de agua desbordando desde la montaña como un gigante dormido que despierta de una pesadilla y nos deja escuchar su bramido. Que nos hace saber que aún está vivo. Que todo lo pasado hasta aquí, fue tan solo una pesadilla, que no hay calentamiento global o efecto invernadero que pueda condenarlo a desaparecer.

7 comentarios:

  1. buenas noches: por estos lugares tan bonitos pero tan inhóspito, por la noche deben lucir las estrells, como para tocarlas, supondo. Gracias por el reportaje, como siempre estupendo.

    ResponderBorrar
  2. Qué hermoso que puedas viajar tanto :)

    Muá.

    ResponderBorrar
  3. Que paisaje tan precioso!! ojala que ese gigante dormido no se despierte nunca porque si no nos quedaremos sin tierra.

    Gracias por pasar por mi blog, me ha gustado lerte y volvere, creo que puedo aprender mucho contigo.


    Un abrazo!!

    ResponderBorrar
  4. Muy bellos paisajes los que nos traes, Alberto.

    Gracias por pasarte por mi blog ;)

    ResponderBorrar
  5. • con la mirada atenta…

    Agradezco tu visita y comentario.
    Aspiro a, algún día, recorrer los paisajes que muestras. Al menos, me gustaría ver las Torres del Paine, Perito Moreno, y alguna cosilla más. Ya veremos si llega ese día. pero quisiera...

    • saludos
    ____________________________
    CR & LMA

    ResponderBorrar
  6. Hola, Alberto, gracias por pasarte por mi blog, como ves he venido a visitarte y me gusta lo que he leido.
    Te seguiré.
    Bonito paisaje, ojalá perdure a traves de los tiempos y la mano del hombre no destruya tanta belleza.
    Un placer leerte.
    Un abrazo.

    ResponderBorrar
  7. gracias por tus palabras y si tenes razon quizas voy mas lento como me decias en el comment. Besotes y nos leemos.

    ResponderBorrar

Zafar

-Cuántas veces te lo tengo que decir, -dijo zamarreándolo de la remera- no quiero verte más en esa esquina jugando con esos atorrantes, que ...