Ir al contenido principal

Le pincharon el globo



Cuantos globos inflados por nuestro Intendente Municipal se le pincharon antes de ser comprados por los vecinos de El Calafate? Y no estoy hablando de los globos que su amigo puso sobre la plaza de mayo el pasado 25, sino, de los que el mismo se encargó de inflar y que de a uno, fueron explotándole literalmente en las manos.

Desde su propósito de hacer un parque temático en el Parque Manuel Belgrano, hasta su intención de abrir un paso fronterizo entre los dos parques nacionales.

Poco aire parece tener nuestro jefe comunal para soplar a la hora de impulsar acciones políticas como la que se propuso llevar adelante su postulación como gobernador de Santa Cruz para el 2007. Tanto cacareo contra Acevedo que –al decidir este su alejamiento del gobierno- se quedó sin argumento para instalarse en el contexto provincial, en el que cualquiera de los escenarios de posibles candidaturas lo deja a afuera de sus aspiraciones a integrar formula alguna.

Ahora parece que el tema de los colectivos también se le esta pinchando, porque la empresa de publicidad que vino a hacer cargo del transporte, deberá competir con un vecino de la localidad, que no entiende nada de publicidad pero sí sobre transportes.

Lo que no se pinchó, es la relación con los empresarios publicitarios, a los que algo les vamos a tener que dar, para contar con sus servicios si no podemos darles los colectivos.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

No ser

Llegué a la escritura motivado por una búsqueda, en principio inconsciente, que se corporizó en mí cuando empecé a tener noción de lo que representaba el haber nacido en un campamento petrolero. Un lugar que, a la vez, era ningún lugar; un hábitat en el que, el único rasgo permanente, estaba conformado por lo provisorio. De hecho, mi permanencia en Cañadón Seco, duró lo que pudo haber durado la convalecencia posparto de mi madre.  La imagino a ella llevándome en brazos, en el transporte de Mottino y Acuña, mezclada entre los obreros que regresaban a Caleta Olivia.  Apenas unas horas de vida tenía y ya formaba parte de un colectivo. Un colectivo de obreros, llegados de todos lados buscando el amparo de eso que se erguía como una sigla que, en ese tiempo, todo lo podía: YPF. —Nacido en Cañadón Seco —decía cuando me preguntaban— y criado en Caleta Olivia —agregaba en el intento de transmitir alguna certeza acerca de mi origen. Empecé a pensar en esto cuando me vine a vivir ...

Encuentro

Estaba sentado en la confitería de la terminal. Lo reconocí, aunque no había leído hasta ese momento ninguno de sus libros. Era Peña, el escritor, Héctor Rodolfo “Lobo” Peña. Había escuchado hablar de él, de sus premios y de la Trágica gaviota patagónica, su libro más mentado. Nos saludamos con un ligero movimiento de cabeza y, sin decir nada, seguí con mis cosas. Pasaron más de veinte años de ese momento. Peña ya no está entre nosotros. A mí me quedó la imagen solitaria, como ensimismada, de él, sentado en la confitería; y me quedaron sus libros, los que, a medida que fui leyendo, fueron incrementando mi entusiasmo por su producción literaria. Incursionó en todos los géneros y en todos lo hizo con la misma vocación: la de ser fiel a su estilo. Los pájaros del lago fue el primero que leí. La trama tiene todos los condimentos de thriller. La historia me atrapó desde la primera página. Ambientada en la zona del Lago Argentino, los personajes y los lugares en los que acontecían los he...